¿Otra intervención española en Venezuela como la de 2002?
Venezuela: ¿Otra
intervención española como la de 2002?
por Ingo Niebel (*)
Tres partidos
españoles desembarcan de forma diferente en Venezuela como si fuera
aún parte del Reino español. Todo apunta a que quieren hacer
campaña electoral para sus comicios anticipados del 26 de junio. Sin
embargo, visto desde más cerca, su teatro político sirve más bien
para llevar los preparativos del “cambio de régimen” en Caracas
a otro nivel. Que de paso quieren restar credibilidad al partido
izquierdista PODEMOS (cuyos dirigentes ya no se comprometen con la
Revolución Bolivariana como antes) es un deseado efecto secundario.
Primero el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) mandó a su “político bueno”,
el expresidente de Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, a
Caracas, para que hiciera de “mediador” entre el Oficialismo y la
oposición. Tal vez sus estrategas de la Calle Ferraz de Madrid
pensaban que así podrían paliar la actuación de su otro ex, Felipe
González, haciendo de “político malo”, cuando intervino meses
atrás de manera unilateral en favor de la oposición. Es una
política del PSOE al estilo de ni carne ni pescado.
Una posición más
clara la tomó Albert Rivera de Ciudadanos (C’s) que desde el
principio de su reciente visita al país caribeño se posicionó al
lado del antichavismo y en contra de la Revolución Bolivariana.
Buscó el conflicto directo con las autoridades venezolanas yendo a
la cárcel de Ramo Verde para ver al preso Leopoldo López como si
éste fuera nada más que el huésped de un hotel bien vigilado. Por
supuesto no logró entrar en la prisión, como tampoco habría sido
posible para un político chavista visitar de esta forma a un recluso
vasco en una cárcel española.
El Partido Popular
(PP) y su presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, no podían quedarse
cortos ante las andanzas del PSOE y C’s. Como reacción a la visita
de Zapatero, La Moncloa repartió pasaportes españoles entre
familiares de los denominados “presos políticos”, que los
reconoce como tales en Venezuela pero no en su propio país. En sus
prisiones y en las francesas hay unos 400 prisioneros políticos
vascos esperando desde 2011 que Madrid y París se junten con los
mediadores internacionales para encontrar una solución negociada al
conflicto político entre el País Vasco y esos dos estados. ¿Qué
haría Madrid si Caracas extendiera pasaportes a estos vascos y
vascas y sus familiares retomando así la política de acogida
practicada en 1940 cuando Venezuela se esforzó para evacuar de esta
forma a familias vascas de la Francia ocupada por los nazis que iban
a entregarlas al dictador español Francisco Franco?
Para marcar terreno
cara a C’s, el Ejecutivo de Rajoy ha puesto la situación de
Venezuela y la de los 220000 residentes españoles en la agenda de su
Consejo Nacional de Seguridad (CSN).
Sólo a primera
vista es otra jugada del PP para ganar puntos en la campaña
electoral en curso.
Pero el gesto parece
mucho más peligroso si se lo enfoca desde el punto de vista de que
desde diciembre el planeado “cambio de régimen” ha entrado en
una nueva fase. Dado que no está claro si y cuándo se podrá
celebrar el referendo revocatorio (y si la oposición lo ganará) los
autores intelectuales de un fin anticipado de la presidencia de
Nicolás Maduro y de la Revolución Bolivariana no han podido cerrar
aquella fase que crea el correspondiente clima político y en la que
ponen en posición a las figuras relevantes antes de proceder al
ataque.
En esta misma
situación, a principios del año 2002, el entonces Gobierno del PP,
encabezado por José María Aznar, recibía a personas importantes
que iban a dar el golpe contra el presidente legítimo Hugo Chávez.
Dentro de aquellos planes a Madrid le correspondía hacer de bisagra
entre el futuro gobierno golpista y la Unión Europea. Aquel papel
recaía en Aznar no solo por razones ideológicas - y porque
Washington lo quería así - sino también porque en aquel momento
presidía la UE.
De este valor
añadido carece Rajoy, pero el panorama internacional cambiaría en
contra del Gobierno bolivariano si por algún suceso, ocurrido contra
ciudadanos españoles en Venezuela, Madrid pidiera a los demás
estados de la UE y la comunidad internacional por ayuda porque
considera que la vida de sus súbditos corre peligro. Esta hipotética
opción toma aún más cuerpo teniendo en cuenta que la situación
geopolítica es ahora bien distinta después de los cambios políticos
producidos en Argentina y Brasil.
(*) Dr. phil. Ingo Niebel . Historiker u. Journalist. Historiador y periodista. Miembro de la Asociación Tricontinental de las Relaciones Internacionales y la Solidaridad (TRISOL).
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